Estoy muy agradecida de cada una de las profesoras que me han enseñado, porque no solo he aprendido un idioma, también he aprendido mucho sobre la cultura en los gestos que ellas tienen. Por ejemplo, la forma en que hacen las clases y se preocupan, cosas tan simples como cuando entregan las hojas con ambas manos, la forma en que se esmeran para que salga todo bien cuando hay eventos, la buena voluntad que tienen para todo. Creo que eso es lo que más valoro de Ceija, todo lo que hacen para tener un ambiente tan grato.»