05
JUL
2018

Ensayo de alumna que participó en el Taller «Historia de Japón» de CEIJA

El siguiente ensayo fue realizado por Michelle Barrie, ingeniera civil industrial y alumna del Taller «Historia de Japón», impartido por CEIJA el primer semestre del 2018.

En la actualidad, existe una imagen bastante superficial de Japón; un país con gran capacidad de innovación y desarrollo tecnológico y hogar de los tan famosos animes y mangas.

Pese a esto, al indagar un poco más profundo, podemos descubrir una sociedad tremendamente espiritual que inculca prácticamente de forma involuntaria valores provenientes de antiguas doctrinas religiosas, aun cuando gran parte de los japoneses no se identifica a sí mismos como grandes seguidores de ellas.

Este ensayo se centrará en la religión más antigua en Japón: El shintoísmo (en japonés, Shintō).

El nacimiento de esta religión se debe a la gran susceptibilidad y sensibilidad de los habitantes de Japón frente a la naturaleza que los rodeaba y cómo esta conducía su propia existencia.

“Shintō” corresponde a la unión de 2 kanjis: “Shin” (神), que hace referencia al concepto de Kami, y “Tō” (道) que hace referencia al término “michi”; por lo que en la actualidad suele traducirse como “el camino de los Dioses”. El shintoísmo venera a los “Kami”: dioses o deidades cuyo origen es incierto.

La mitología cuenta que, del vacío absoluto, surgen espontáneamente 3 kamisdivinos encargados de crear el tiempo y el espacio. Ellos crean a Izanagi y a Izanami: hermanos y pareja quienes se encargan de crear el mundo y tener descendencia. Sus hijos eran aquellos kamis terrestres; como el del viento o los árboles. Uno de sus hijos fue el kami del fuego; quien hirió de muerte a Izanami. Izanagi va en búsqueda de su amada al mundo de los muertos sin éxito, pues esta ya había comido alimento del “Yomi” y se encontraba convertida en cadáver. Al volver, Izanagi realiza una ceremonia de purificación de la cual nacen 3 kamis: el sol, la luna y el mar.

Desde los comienzos podemos ver el interés de los japoneses en dar una explicación a la dualidad de la naturaleza: la certidumbre e incertidumbre con la que esta se relaciona tan íntimamente con ellos. Es aquí donde se instaura un gran respeto y admiración por la naturaleza y por los correspondientes kamis que los rodean, realizando rituales y amuletos con el fin de admirar y comunicarse con sus deidades.

Pese a que estos actos animistas se remontan a períodos tan antiguos como el Jōmon (aproximadamente entre 10.000 a 300 a.C), aún podemos encontrar ritos y prácticas del Shintō en el Japón actual. Estas repercusiones, menos tangibles pero igualmente presentes, colman de Shintoísmo a la sociedad japonesa actual.

Contextualizando, el shintō surge en el período Jōmon y continúa en el Yayoi (aproximadamente, 300 a.C. al 250 d.C.). En ambos períodos se puede destacar la importancia de la vida en unidad con su correspondiente punto de unión (en un principio el fuego y posteriormente el granero en donde cultivaban el arroz). Es importante destacar este detalle pues la creencia shintoísta, pese a no tener un código moral, conlleva un código de conducta que busca el bien común. El actuar de las personas debiese estar dirigido al bienestar en conjunto de la sociedad; lo que conlleva a un comportamiento ético muy característico de la sociedad japonesa actual, en la que el respeto hacia los pares y el dejar de lado la individualidad es crucial en el diario vivir.

Tal como dijo Tanaka Tsunekiyo, vice-presidente de la Organización Nacional de Santuarios Shintoístas: “las raíces tradicionales shintoístas están en los mismos genes de los japoneses y casi todos ellos siguen inconscientemente el Shintoísmo desde que se levantan por la mañana hasta que se acuestan por la noche” (Tanaka, 2007).

Por otro lado, tenemos las repercusiones fácilmente distinguibles y concretas como lo son la gran cantidad de santuarios a lo largo de Japón. Estos representan los lugares donde habitan los kamis; construidos con elementos naturales como cuerdas de paja para protegerlos de los yōkai (demonios japoneses).

Una imagen común del Japón tradicional que se suele tener en este lado del mundo es la de los torii, aquel arco sagrado que marca una separación entre el espacio puro y el profano. Estas construcciones actúan como fronteras espirituales en los llamados “Jinja” o santuarios shintoístas. Es aquí donde podemos adquirir los famosos “omamori” o amuletos con oraciones escritas destinadas a diferentes deidades sintoístas, cuyo principal objetivo es proporcionar buena suerte o prosperidad ya sea en el amor, estudios, salud, entre otros.

También podemos contemplar muchos “matsuris” o festivales celebrados a lo largo del año en Japón, como por ejemplo los relacionados a la agricultura o a los cambios de estación. Estos se centran en algún santuario local. Entre los más conocidos tenemos el “Hanami” o la contemplación de las flores de cerezo. Este acontecimiento cautivante y fugaz es un espectáculo ansiado cada año por los japoneses en donde se venera a la naturaleza por una de sus más bellas formas de expresión.

Este ensayo no estaría completo sin hacer una mención necesaria hacia una de las películas que mayor furor causó en Japón y en el mundo: «Kimi no na wa» (Your name, en inglés). Esta película no solo ofrece una historia tremendamente interesante, acompañada de escenarios e imágenes que retratan de la forma más vívida y bella los paisajes de Japón, sino que proporciona una verdadera experiencia rebosada en shintoísmo.

Como ejemplos, durante la película, podemos ver a Mitsuha y a su pequeña hermana realizando un ritual llamado “Kuchikami-sake”, el cual consiste en elaborar con saliva y mediante la fermentación del arroz el sake que posteriormente se le entregará a los dioses. También podemos encontrar el concepto shintoísta de «Kataware-doki», el cual representa el momento del día en que aún hay luz en el cielo pero ya no puede divisarse el sol. Durante este período podríamos ser capaces de percibir a entidades no humanas; lo que juega un papel esencial en el progreso de la película.

Ya sea en la cultura popular como en la esencia misma de la sociedad japonesa, podemos ver cómo el shintoísmo se abre paso a través de los años, desbordando a la cultura de lo más bello de esta creencia: el respeto y admiración a la naturaleza que nos rodea, la importancia de la búsqueda del bien común para una mejor convivencia, y la felicidad que puede entregarnos el aislarnos nuestro torrentoso estilo de vida para darnos el tiempo de admirar la belleza de lo natural, lo misterioso y lo incierto.

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Bibliografía

Britez, D. (2016). 10 curiosidades del Shintoísmo. Recuperado del Sitio Web: http://www.rincondeldo.com/10-curiosidades-del-shintoismo/

Costumbres, festivales y otras celebraciones: el año en Japón. (2014) Recuperado del Sitio Web: https://www.nippon.com/es/features/h10010/

Hane, M. (2013). Breve Historia de Japón. Alianza Editorial: México.

Tsunekiyo, T. (2017). Chuokoron-Shinsha. 

Vásquez, S. (2016). La Nota Curiosa: ¿Sabes qué es el Shintoísmo? Recuperado del sitio Web: http://culturizando.com/la-nota-curiosa-sabes-shintoismo/