Sakumu quiere decir “construir sueños” en japonés y es el sueño de Mayumi Ehijo, pastelera y descendiente japonesa que abrió esta pastelería en lo que hasta principios de 2000, fue el local de Fotografía Tunekawa, donde su abuelo japonés Isaac Tsunekawa, era el fotógrafo.

Ojo, que probablemente tendrás que tener paciencia, abrió hace menos de una semana, por lo que es posible que no encuentres el pastel que buscas, pero la experiencia vale la pena.

Lo que hace Mayumi Ehijo (28 años), es pastelería típica de su tierra. La misma que aprendió de su familia, y tras dos años de trabajo en Kameya Yoshinaga, una famosa pastelería en Kyoto.

¿Qué probar? El  “nerikiri” ($ 2.000) que es uno muy suave, de masa de poroto blanco y un relleno del mismo producto que cambia de forma de acuerdo a las estaciones del año. Puede tocarte uno que tenga el aspecto de la flor del cerezo por ejemplo, o las hojas del alerce.

Otro muy típico es “yakimanju” ($ 800) que es un bizcocho de galleta de forma redonda, con sabor a miel, relleno con pasta de dulce de poroto rojo, que también puede tener la forma de una hoja o pajarito.

O el “dorayaki” ($ 1.500) que es uno de los más famosos, porque es el que comía el famoso animé Doraemon, y es uno de forma redonda con una pasta de porotos rojos en su interior.

Acompáñalos con un té verde, también japonés, como el “sencha” ($ 2.100), que es uno de los más clásicos y sabor más intenso.

Ojo que como está recién partiendo, no tiene teléfono pero puedes encargar a través de su instagram: @sakumu.cake